viernes, 10 de septiembre de 2010

"Fuck you", Twitter


Para muchos, Twitter es una auténtica revolución comunicativa, un nuevo espacio con leyes propias en el que se condensa la realidad en fogonazos de 140 caracteres y hasta el paradigma de la conversación en una sociedad avanzada.
Para Andrés Calamaro no es más que «un coro de subnormales generadores de concepto light». Así lo ha dicho en su despedida, un guirigay que recuerda que el matrimonio de los 'twitters' con el pájaro azul pueden terminar con los platos volando por el salón. Empieza con unos saludos, un sonriente 'peloteo' a seguidores y un incesante goteo de mensajes, pero puede terminar con un «'Fuck you' Twitter», al estilo del que ha soltado en su blog el cantante argentino. ¿Puede ser el preludio de una debacle de usuarios?

La bronca ha sido de envergadura. El compositor era uno de los más seguidos en la red hispana, con alrededor de 100.000 'followers', y uno de los más activos. Publicaba varios mensajes diarios con sus reflexiones, sus quehaceres y algunas recomendaciones musicales, además de responder a sus fans con cariño moderado. Hasta que llegó la bronca. Sucedió hace unos meses, cuando al artista se le ocurrió postear que «podía convivir» con la fiesta de los toros, los encierros de San Fermín y otras «salvajadas», a juicio de algunos de sus admiradores, que no pudieron perdonarle el atentado antianimalista.
Desde entonces, la tormenta fue a peor, con reproches más o menos ofensivos y el jardín filosófico del 'timeline' de Calamaro sembrado de 'trolls', como se denomina a esos molestos personajillos anónimos empeñados en reventar cualquier mensaje que publica su víctima. Le hicieron la vida imposible. Tanto, que desde hace un par de días «le importa tres pepinos perder un segundo más en el rebaño de boludos con Blackberry».
Así lo ha dicho en su despedida titulada 'Twitter idiota', junto a otras perlas como ésta: «Esos 140 caracteres pueden metérselos profundo en el medio del ojete». «Siempre hay excepciones, gente excepcional», aclara, pero se seguía preguntando qué hacía «metido en el medio de la república de los 'culoblandos'». Por eso, ha decidido poner punto y final a su presencia en Twitter «cuando el coro de pichaflojas llegó a 100.000», harto, según asegura, de «tolerar resentimiento, conceptos infantiles, progresía aborregada, ideologías desaparecidas» y de «perder media hora por día» para comprobar lo que nació «sabiendo». El mar de reacciones es demasiado vasto y basto como para reproducirlo, pero alcanza con saber que hay gente a favor de Calamaro y otra mucha radicalmente en contra.

El caso del ex cantante de Los Rodríguez no es nuevo, sino la demostración de lo explosivo que puede resultar el contacto directo con los demás por la web.
VOCENTO Y AG

No hay comentarios: