sábado, 20 de junio de 2009

Cines del Sur



Hubo una época, allá por los años cincuenta, en que Occidente descubrió el cine de Oriente. Un cine, obviamente, que estaba ahí desde hacía tiempo, pero que apenas llegaba a nuestras pantallas y sobre el que desconocíamos casi todo.

Descubrimos entonces la obra de sus grandes maestros, las principales líneas de fuerza de su producción, los géneros y subgéneros más comunes en la misma... Con el tiempo, incluso, el cine oriental empezó a ser objeto preferente de la atención teórica y académica. El periplo dista mucho de haberse consumado, pero pronto, sin embargo, fue el Sur geopolítico el que comenzó a asumir un protagonismo inequívoco en las publicaciones especializadas y los festivales de todo el mundo.

En la era de los nuevos cines (con Latinoamérica a la cabeza) y la emergencia de jóvenes cinematografías en los confines más remotos del planeta (África subsahariana, aunque no sólo), ese Sur reclamaba una atención que nunca antes había recibido y por fin el circuito internacional de festivales pareció dispuesto a concedérsela.

El Festival de Granada Cines del Sur se incorpora ahora a dicho circuito con la voluntad no tanto de realizar descubrimientos extemporáneos como de contribuir al conocimiento de un panorama ya suficientemente acreditado en su riqueza y diversidad. Lejos de ajustarse a esa imagen monolítica que, desde la cómoda ignorancia, algunos les atribuyen, los cines del Sur ofrecen una imagen tan variada como vibrante que ahora nuestro Festival se propone divulgar y ofertar para el disfrute de los espectadores.
Ficción y documental -así como cualquier territorio intermedio o fórmula de hibridación-, producción comercial y tradición autoral, celuloide y digital... todo el buen cine producido en el Sur cabe, más allá de tales especificidades, en el diseño del Festival de Granada.

La idea es sumar, no restar. Ofrecer un dúctil contenedor que, a través de sus diferentes secciones, incluyendo las esenciales retrospectivas históricas, permita hacer justicia a un flanco de la producción mundial cuyo interés no siempre viene reconocido como debiera. “Lo importante ahora”, decía el gran realizador indio Satyajit Ray hace ya un cuarto de siglo, “no es tanto que en Occidente entiendan nuestras películas como sencillamente que las vean”.

En eso estamos.










A ver quíen se lleva este año "La Alhambra de Oro", premio dotado con 50.000 euros al mejor largometraje.
Buena apuesta por el cine no comercial.


AG



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