La gran pandemia

EL arranque del curso escolar y el anuncio por la ministra de Sanidad de los primeros ensayos en 400 menores españoles para probar la vacuna contra la gripe A han colocado a los centros educativos y sus alumnos como uno de los focos de inquietud ante la eventual expansión del nuevo virus.

Es evidente que la convivencia en guarderías y aulas puede favorecer la incubación y el contagio de enfermedades, pero no hay que olvidar no sólo que, por ahora, la incidencia del A/N1H1 no ha alcanzado los niveles de la gripe convencional; también que los niños ni representan el colectivo más afectado, ni están pasando los rigores de la infección con especiales dificultades.

De ahí que, tal y como ocurre con otras facetas de esta pandemia, convenga que las autoridades sanitarias, los responsables educativos y los propios padres acoten su respuesta a aquellas actuaciones más racionales y efectivas.

Habría sido más aconsejable disponer del protocolo general para los centros escolares antes del inicio del curso, pero, en todo caso, las recomendaciones que se efectúen necesitan también del sentido común para que su aplicación pueda cumplir los objetivos de prevención que se persiguen.

Basta imaginar la dedicación y el compromiso que supondrá acostumbrar a los escolares a unas normas más o menos estrictas de higiene y de comportamiento destinadas a limitar el riesgo de contagio.

Pero, hablando en ámbitos generales (no solo escolarales), ¿de verdad se trata de una gran pandemia?

¿No se está magnificando en exceso todo este tema?

¿No se están llenando los bolsillos unos cuantos con el fin de que todos seamos partícipes y parte implicada de esta "gran pandemia"?

¿Todo lo que dice Obama debe ser respondido con un AMÉN?

Mr. President también se equivoca. Y, a veces, por intereses.

A mi me parece claro.

AG